El viernes por la tarde, y sin nada que hacer en casa, decidí coger
lápiz y papel y acercarme al gran edificio de una fachada un tanto oscura pero con un interior lleno de
magia que se encuentra en el barrio donde vivo: LA BIBLIOTECA, o mejor dicho:
MI BIBLIOTECA.
La considero mía, por la cantidad de momentos que he pasado
desde que empecé la guardería, hasta mis actuales épocas de exámenes en la
Universidad.
Ese viernes de camino a casa mientras viajaba en el
transporte público con un montón de gente a mí alrededor, me dio por pensar que
quizá sería buena idea pasar por la biblioteca sin el concreto interés con el
que suelo ir: Coger un libro, o estudiar.
Quería ir, para que me informaran un poco acerca de las propuestas de lectura o
motivación de la misma que tienen, y así poder comprobar, si seguía siendo lo
mismo que tenían cuando yo iba con mis papás a escuchar cómo me leían cada uno de las frases de un
libro.
Nada más entrar, me dirigí a la sala de infantil y juvenil
la cual había cambiado bastante. Todo estaba más decorado, mejor señalado y si
consiguió atraerme visualmente todo lo que veía, me supongo que aún más a los
niños pequeños.En la recepción de aquella sala, se encontraba como de
costumbre una mujer encargada de fichar todos y cada uno de los libros que la
gente se llevaba para disfrutarlos en su casa o fichar aquellos libros que van
a ser devueltos de nuevo a la biblioteca. Además, se trata de una
bibliotecaria, encargada de ayudarte a encontrar el libro que desees o que en concreto, estés buscando.
En mi caso, la ayuda que me tuvo que prestar fue diferente a
la mencionada con anterioridad. Necesitaba la explicación de cómo funciona esta sala, si tenían actividades
para los niños, talleres, etc.… Y sus
respuestas a mis preguntas se pueden resumir de la siguiente manera:
Parece ser que muchas de las
cosas que se hacían y a las que yo acudía cuando era pequeña, se siguen
haciendo. Es el caso de los cuenta cuentos tanto infantiles como juveniles.
Los cuenta cuentos infantiles, se
realizan en la misma sala de infantil de la biblioteca todas las mañanas de los viernes. Contratan a una persona desconocida para los niños, y allí, en ese
pequeño espacio, los más peques de edades comprendidas entre los 3 y 5 años, disfrutan de las bellas historias que un libro
les puede ofrecer.
La bibliotecaria me
comentó que después de la sesión de cuenta cuentos dedican un rato para que los
niños sin ningún tipo de molestia, busquen libros, hablen bajito o dibujen lo
que quieran para decorar el interior del centro. Además me comentó, que aparte
de acudir niños con sus padres, también son los niños de las guarderías más
cercanas los que van con sus respectivos profesores.
Por
otro lado, los cuenta cuentos juveniles (puestos en práctica hace 3 años) , se realizan aunque cada vez menos por la falta de dinero y recursos, los viernes por la tarde en el
salón de actos. En este caso, son niños de edades comprendidas entre los 8
y 12 años los que acuden a disfrutar de la escucha. Una vez que acaban hacen un
procedimiento parecido al de infantil. Les dirigen a la sala de la
biblioteca para que plasmen en dibujos lo que han escuchado y así, se pueda hacer una gran memoria de la cantidad de sueños e historias que los cuentos ofrecen. También, tienen la libertad de poder leerse libros para que después en un enorme corcho y sobre una hoja de papel , cuelguen los motivos, un breve resumen, el autor, la editorial y el título de un libro, para que los demás, puedan tener una referencia sobre qué leer y por qué leerlo.
Además de recomendar libros, recomiendan ellos mismos, páginas Web dónde se puede hacer uso de la lectura pero desde el punto de vista de las nuevas tecnologías.
En conclusión, creo que lo que se ofrece en esta biblioteca
es muy bueno además de entretenido. Y si he decidido colgar esta entrada sobre
esta breve investigación de la biblioteca del barrio, ha sido porque muchas
veces, creo que los profesores ven que los alumnos se cansan de la rutina que
existe en su propia clase. Considero que
pidiendo permiso tanto al centro donde se trabaje, como a la biblioteca a la
que se quiera acudir y a la que sepamos que se ofertan estas entretenidas cosas
para el fomento de la lectura, se puede
sacar de excursión a nuestros niños de primaria a pasar la clase de literatura
en la biblioteca.
En sitios como este, podrán los alumnos leer de forma autónoma y después ofrecer al resto
de los niños que acudan, sus opiniones acerca de los libros que hayan decidido
leer.
No sé si estaré
redactando en esta entrada, algo totalmente complicado de hacer en mi futuro
laboral… pero ojalá, se pueda llevar a cabo.
La satisfacción de poder ver como los alumnos reflejan sus opiniones de un libro que ellos mismos han elegido sin cerrarles las puertas a la propia elección, o poder ver como disfrutan al saber que van a salir del aula aunque la función vaya a ser la misma que la que se llevaría en la clase, es muy enorgullecedor para un maestro profesional.
La satisfacción de poder ver como los alumnos reflejan sus opiniones de un libro que ellos mismos han elegido sin cerrarles las puertas a la propia elección, o poder ver como disfrutan al saber que van a salir del aula aunque la función vaya a ser la misma que la que se llevaría en la clase, es muy enorgullecedor para un maestro profesional.
Biblioteca Pública De Vallecas,
Estoy convencida que sabrás cómo llevarlo a cabo en tu futuro profesional Aroa!
ResponderEliminarUna entrada preciosa. ¡Casi dan ganas de ir allí uno de los días de cuentacuentos a ver a los niños disfrutar de la literatura!
ResponderEliminarTu idea de llevar a los niños de "excursión" es excelente. ¡Ojala puedas hacerlo cuando seas maestra! Pero recuerda que también tendrás una importante labor en la "educación" de los padres. En las reuniones grupales o personales con ellos, deberías animarlos a ir con sus hijos a ese lugar mágico y lleno de libros que esconde tantas sorpresas y que puede ser tan interesante o divertido como una ruta en bici por la Casa de Campo o como una visita a la Warner.
Te lo anoto como voluntario.