- Adaptación del cuento: LA PRINCESA Y LOS 7 BANDOLEROS
- Ciclo al que va destinado mi adaptación: 2º Ciclo de Educación Primaria. Entre los 7-9 años de edad.
- Título: Una nueva familia para LEONILA. ( Adaptación realizada por Aroa Morato Andrino)
El resto de los animales que vivían en la misma zona, mostraban respeto, orgullo y algo de miedo por tener unos reyes tan feroces cómo eran ellos.
Don León, llamado familiarmente Ramoncete, se caracterizaba
por tener un buen aspecto, y ser muy seguro de sí mismo. Lucía siempre que
podía su gran melena peluda de color castaño, y su cuerpo, era fino, musculoso
y elegante.
Sin embargo, era bastante vaguete… le encantaba pasarse el
día pensando en su futuro con su Leona y
quedarse recostado a la sombra de los altos y finos árboles típicos de la zona.
Por otro lado, Doña Leona conocida como Leopolda, mostraba al igual que
su pareja, un largo rabo con unos cuantos pero elegantes pelos al estilo de un
plumero. Y aunque menos abundante que Ramoncete, lucía también un estiloso
peinado.
Leopolda, era la encargada de cazar, y por lo tanto, de dar
de comer a Ramoncete… un león, como ya
he dicho anteriormente, un tanto vaguete.
El resto de las leonas que habitaban por la zona, comentaban
siempre entre ellas la gran habilidad
con la que Leopolda cazaba grandes presas. Era hábil y muy lista. Sabía cuál
era el momento perfecto para atacar.
La relación entre Leopolda la Leona y Ramoncete el macho
Rey de la Sabana, cada vez iba mejor. Cada vez, estaban más y más
enamorados, por lo que se pusieron a pensar en la gran idea que sería traer un
cachorrito al mundo, y así cuando ellos fuesen viejitos y no pudiésen
cumplir con la responsabilidad de ser reyes, les pudiera sustituir en el cargo.
Pasaron unos cuantos meses, y Los Reyes de la Sabana,
tuvieron una cría. Era preciosa, con un color de piel muy clarita… se parecía a
su madre. Y además de ser muy muy pequeñita, tenía una mancha de color negra
detrás del cuello. Eso, le hacía aún más
especial y bonita
.
La llamaron Leonila, y era la primera leoncita que los Reyes
tenían. Por eso decidieron mimarla mucho y protegerla. Poco a poco, la iban
enseñando las funciones que una buena leona tiene que hacer en la Sabana para
defender su territorio, y para que fuese admirada por el resto de los animales.
Ella, aprendía con gran facilidad.
Su padre Ramoncete la
sacaba todas las mañanas muy temprano a recorrer la Sabana para decirle y
explicarle cual eran los mejores sitios dónde podría cazar o cual eran los
sitios más adecuados para que pudiera verse con otras leoncitas de su misma
edad.
A Leonila, la encanta todo lo que veía… ¡estaba FELIZ!
Su madre sin embargo, era la encargada de enseñarle las
mejores de las técnicas para que pudiese cazar con facilidad y que así, no se
hiciera daño. Estaba claro, que Leonila, aprendía de una gran profesional… y
esa era su mamá.
Leonila la cría de
los Reyes, cada vez se iba haciendo más y más grande. ¡YA TENÍA 4 Añitos de
vida!, y casi era ya una gran profesional en la caza de comida. Su madre, la estaba
enseñando muy bien, y todas sus amigas hijas de otras leonas, querían aprender también
de ella.
- - ¡Leonila! Qué bien cazas, eres ya toda una
profesional.
- - ¡Enséñanos por favor!….-Decían algunas de ellas.
Leonila sabía que no lo hacía del todo mal porque sus papás se lo
decían, pero tampoco pensaba que ella iba a ser tan buena como lo era su madre.
Una noche, cerca ya del amanecer, aunque la luna seguía durmiendo, y
los búhos estaban aún con los ojos bien abiertos, Leopolda avisó a su marido de
que no tenía más sueño y que se iba a salir de caza a ver si con suerte alguna
presa, estaba disponible a esas horas. Quería cazar temprano para poder
disfrutar el resto del día con Leonila. Ramoncete que seguía roncando, se despertó de su más
profundo sueño, y preguntó a su mujer si quería compañía porque aún era
temprano.
- Leoncita mía… ¿quieres que salgamos los dos?
Ahora no hace calor y te puedo acompañar.
Pero Leopolda
decisiva, le respondió que prefería que el cuidase de Leonila. Ella sería capaz
de traer toda la comida del día. De modo que sin más hablar salió y Ramoncete se quedó al cuidado de su pequeña que seguía
durmiendo dulcemente.
Pasaron las horas, y el sol salió con tanta fuerza que un
rayo de luz, despertó a la pequeña cría de los Reyes. Se levantó feliz como
todas las mañanas y al ver que su padre seguía durmiendo, se tiró de manera juguetona
sobre él hasta que consiguió despertarle con unas cuantas cosquillas que
hicieron que Ramoncete, se levantase de un brinco por la risa que le producían.
Era ya una buena hora para comenzar el desayuno, pero
Leopolda aún no había llegado
-¡Cuánto tarda la fiera de tu mamá! - Dijo Ramoncete con una
gran sonrisa.
-¿Por qué la llamas fiera papá? - Preguntó Leonila.
-La llamo así porque tu madre es la leona más perfecta y
guapa de todas las que existen en la Sabana, pero no sé por qué, está tardando
demasiado…
Al cabo de un buen rato mientras que Ramoncete aprovechó
para estar jugando con su hija, recibió
la visita de un tigre un tanto viejo y desgastado por la edad, que quería
informarle de una terrible cosa que había sucedido.
Al oír eso, mandó a Leonila a jugar a otra parte y el
escuchó con atención al tigre.
- - Lo siento mi Rey. Ha sido una desgracia. Estamos
todos apenados.
- - ¡QUÉ!, ¡QUÉ HA PASADO! Exclamó nervioso el León.
- - La Reina Leopolda, ha muerto. Tuvo un accidente
mientras cazaba esta madrugada. El león se quedó mudo, no podía hablar de la gran tristeza
que tenía. ¡Su leoncita, su gran amor, había tenido un accidente mientras
cazaba y había perdido su vida! ¡LA VIDA DE UNA GRAN LEONA!
La noticia llegó a los oídos de Leonila, y aunque aún era
muy pequeña y no entendía demasiado las cosas, sufrió la tristeza igual que su
padre. Aún así, el se encargó de hacerla sonreír día tras día y poco a poco lo
iba consiguiendo.
Ramoncete sabía que la Sabana necesitaba de una Reina al igual que su pequeña hija, necesitaba de
una madre. Mucho fue el esfuerzo que tuvo que hacer para seguir adelante, y
tomar la decisión de volver a enamorarse de una leona que le pudiera hacer
feliz a él y a Leonila.
La pequeña ya había cumplido los 5 añitos cuando su padre
encontró a una nueva leona, que se comportó como la mejor de las amigas.
Se llamaba Lorea, era guapa, delgada, joven y muy simpática.
A Laonila la gustaba pasar el rato junto a ella porque siempre le hacía de reír.
Sin embargo, todo cambiaba en los momentos de caza. La
pequeña salía con Lorea y ella la enseñaba
todas y cada una de las técnicas de caza que había aprendido de su madre siendo más
pequeñita.
Aunque ella sabía que tenía que mejorar, también sabía que
lo hacía bastante bien. Y eso, era lo que ponía muy nerviosa y celosa a la
nueva novia del Rey de la Sabana.
Si había algún que otro animal por la zona, que no fuese
presa de un temeroso León, siempre aplaudía y felicitaba a la pequeña por el
buen trabajo que hacía. Por el contrario, cuando cazaba Lorea, nadie la decía
nada.
Y ahí es cuando Lorea la leona mayor, siempre pensaba en voz
baja lo siguiente: - ¡Qué tendrá esta mocosa que no tenga yo!
Tan grande era su envidia por esa pequeña que cada vez que
hacían cosas juntas no podía evitar hablarla mal. Y una de las tardes, en la
que Ramoncete cuidaba de su hija, Lorea se fue en busca de uno de sus más fieles
compañeros para que la ayudase a deshacerse de la sabionda hija del Rey.
Buenas tardes mi fiel amigo. –Dijo Lorea-.
- ¡Hola!. ¿En qué puedo ayudarte esta vez?-
Preguntó él.
- Es algo muy sencillo. –Respondió la leona-.
Sin hacer más larga
la espera, Lorea le propuso el plan que tenía para Leonila. Y aunque el tigre
amigo de la reina se quedó alucinado por lo que escuchaba, tenía que ayudarla.
La reina le había propuesto que se acercara a la pequeña en
un momento de descuido en el que su padre no estuviera con ella. Que la
entretuviese contándola historias y que mientras daban un paseo, se la llevase
lejos, muy muy lejos de la zona donde viven para que así, ella no supiese dónde
estaba y se quedase perdida en la Sabana.
- ¡Llévatela al territorio de los
elefantes! – Ellos viven separados del resto de animales, en un lugar más
desierto que esto, y allí, ella no sabrá como regresar hasta su padre.- Necesito
ser la mejor en la caza, quiero que todo el reino animal me mire a mí y no a
ella. – Le dijo Lorea al tigre.
Y así sucedió. El
tigre fiel, entretuvo a la pequeña leoncita contándola tantas historias que el
camino se alargó hasta el territorio de los elefantes. Una vez que llegaron
allí, el tigre le propuso que jugaran al escondite para despistarla.
- Me gusta mucho ese juego. – Dijo la pequeña. –
Aunque ¿qué pasa si no te encuentro y me pierdo?
- ¡Deberás de quedarte aquí! – Aprende a vivir con
los elefantes y no regreses, porque es tanta la envidia que te tiene Lorea, que
si regresas, podrá hacerte algo peor.
La pequeña leoncita no entendía nada… ella pensaba que Lorea
la quería y que eran grandes amigas pero debía hacer caso al tigre amable que
le había ayudado a ver, lo mala que era la novia de su papá.
Leonila se quedó
sola. No tenía ni idea de cómo volver a casa con su papá. Por eso, tendría que aprender
a vivir en esa zona si quería seguir creciendo para llegar a ser una gran leona
como lo fue su mamá.
Tenía miedo, no la gustaba andar solita por la sabana. Y
menos por ese territorio en el que vivían cantidad de elefantes grandes que sin
querer o queriendo, la podían pisar. Ella siempre estaba acostumbrada a ir con
su papá de paseo y era él, quien la protegía de lo malo.
Leonila caminó y caminó para poder encontrar algún árbol en
el cual refugiarse y poder descansar. Además, tenía muchísima hambre, y no veía nada para cazar y poder llevarse
a la boca.
Estaba muy asustada.
De repente, vio a lo lejos una familia de esos animales
grandotes y de color gris que en sus cabezotas tenían unas orejas enormes. Y
aunque ella recordaba lo que su padre le había dicho acerca de lo peligrosos que
podrían ser por lo gordetes que eran, tenía que acercarse hasta ellos, pedirles ayuda como fuese.
Ella misma tendría que aprender a
ser fuerte y superar el miedo.
Tras dar unos cuantos pasitos, consiguió llegar hasta ellos.
- - ¡Alaaaaaaa! - ¡Qué traseros tan enormes! - Dijo
Leonila asombrada.
Ella era muy pequeñita al lado de ellos, tanto, que parecía
un ratón.
-¡Hola! - ¿Alguien me oye?- ¡Aquí, aquí abajo!
-¿Qué pasa que no veis?, - ¿Estáis ciegos?
La pequeña daba tremendas voces para llamar la atención de
los elefantes hasta que uno de ellos, bastante regordete pero menos alto que
los demás, la miró con los ojos y orejas bien abiertos:
-¡AAAAAAAhhhhhhhhhhhh!
¡Papá!, - ¡Mamá! Un leónnnnnnnnnnnnnnn!!!!!!
Leonila asustada gritaba que no les iba hacer nada, que no
les cazaría, y que ellos no eran buenos para su paladar, tan solo quería
hablar. Ahí, es cuando la pequeña se dio cuenta de que a pesar de ser unos animales enormes,
tenían miedo a los leones. Por eso vivían tan apartados del resto.
El más pequeño de los elefantes, se dio cuenta de que en
realidad no le estaba haciendo nada. Llamó a sus papás, y al resto de los
elefantes y les presentó a Leonila.
La pequeña no podía parar de reír, era la primera vez que
veía tan de cerca a un animal como esos, y le parecía muy gracioso.
La familia que se acercó hasta ella, estaba formada por los
papás, y 4 hermanos. Tres de ellos, ya eran adultos excepto uno que fue el que
primero vio a Leonila.
- - ¿Cómo has llegado hasta aquí?- Preguntó uno.
- -¿Qué te crees que por ser pequeña, tienes el
derecho de meterte en nuestro territorio? – Dijo otro de los elefantes.
Entre tanta pregunta, no dejaban hablar a Leonila, que ya se
le estaba quitando la risa de la cara, y sus ojitos tenían ganas de llorar.
Pero entonces, el más viejo y padre de los elefantes dijo: -
¡CALLAROS TODOS!- Dejad que sea ella quien hable.
Entonces Leonila, les dijo su nombre, sus años, y contó por
qué había llegado hasta allí. Y además para que los elefantes no tuvieran miedo
de ella, les dijo que ella no podría cazarles, era aún muy pequeña, y no eran
tampoco su comida preferida.
Lo que no contó Leonila por miedo a que la rechazaran aún más, fue que
era la primera y más pequeña hija del Rey de la Sabana.
Pensó que eso les asustaría mucho, y quizá se podrían pensar que ella estaba allí con ellos
para hacerles caer en una trampa.
Al fin y al cabo, Leonila se instaló en esa familia de
grandullones que aunque al principio la miraban con miedo, después la
integraron en la manada como una más de la familia. La cuidaban, la enseñaron todas y cada una de las rutinas
que los elefantes necesitaban hacer a lo largo del día, y además, tuvo la
suerte de llevarse genial con el más pequeño de la familia.
Se llamaba Torpito, porque sus padres decían que era un poco
patoso a la hora del baño. Pero tenía la misma edad que la leoncita, y los dos,
se lo pasaban en grande.
Tras unos largos meses, y mientras Leonila crecía, en el
territorio dónde Don Ramoncete vivía con la mala de Lorea, ya se pensaban que
la pequeña futura Reina, habría sido devorada por algún animal más grande que
ella. La daban por muerta. Sin embargo, lo que no sabían era que Leonila
regresaría pronto en busca de su padre y volvería a recuperar el puesto de
Reina que Lorea le había hecho perder.
Una tarde en el territorio de los elefantes, Leonila reunió
a su nueva familia para contarles en realidad su verdadero pasado. Había
llegado la hora.
- - Familia venid aquí. – Dijo la pequeña.
- - En realidad, no soy una leoncita cualquiera, soy
alguien más importante.
- - ¿Qué pasa Leonila? ¡Cuéntalo ya! – Decía
Torpito.
- -Soy la pequeña y primera hija del Rey Don
Ramoncete- Dijo por fin la leona.
La pequeña informó a la mamá elefanta, que les había mentido
por miedo. No quería asustarles más. Ella tan solo buscaba una familia que la
quisiera y que la cuidase.
Al cabo de un rato de conversación, la familia de elefantes
tomó la decisión de crear un plan para que Leonila pudiese regresar con los de
su especie. Y a pesar de que la habían cogido mucho cariño, el deber de su
nueva familia, era ayudarla.
La leona ya había crecido lo suficiente para que su cuerpo
se hiciese más elegante y su melena luciera un bonito peinado al igual que el
que tenía su mamá.
- - ¡Leonila! Escucha. Te vamos a ayudar a regresar
con tu papá, y así el podrá darse cuenta de lo mala que ha sido Lorea contigo.
– Dijeron todos los elefantes muy alegres.La leona se encontraba FELIZ, porque volvería al lugar dónde
nació y regresaría con su papá.
Toda la nueva familia, ayudó a la pequeña a encontrar el
camino que llegaba hasta la zona dónde su padre y la bruja de su novia la leona,
se encontraban. Anduvieron unas dos horas pero por fin, Leonila vio a lo lejos
a su papá, tan vaguete y tumbado como de costumbre debajo de un alto árbol que
proyectaba una enorme sombra. Al verlo solo, pensó que Lorea estaría de caza,
asique ese iba a ser el momento perfecto para contarle todo a su padre.
- - ¡Papá! ¡Papá!.- Gritaba Leonila.
Pero Romancete no se despertaba.
Él seguía roncando. La joven decidió acercarse más y
volvió a gritarle:
-¡Papá, papá! ¡Soy yo! Ellos me
han ayudado a regresar.
Entonces en ese momento, su papá de un brinco se levantó y
la miró alucinado.
- - ¿Tu? ¿Mi hija?
- - No puede ser.- Dijo el León.
- - No voy a consentir que alguien me engañe para
intentar ocupar el Reino Animal. Mi pequeña Leonila se perdió hace ya varios
meses y por desgracia no sabemos nada de ella.
Quizá, haya sido devorada por algún animal y esté muerta.- Continuó
diciendo Ramoncete con enfado y bastante tristeza.
Leonila le dejó terminar, pero
cuando él terminó de pronunciar la última de las palabras dijo:
- - ¡Papá! Sí soy yo. Y si no me crees, mira la
manchita negra que tengo detrás del cuello. Esa mancha que tanto te gustaba cuando yo era pequeñita. El rey seguía desconfiando pero
le hizo caso a la joven leona. Buscó entre la pequeña melena que le tapaba la
zona, aquella mancha tan peculiar que vio a su hija nada más nacer.
- - ¡No puede ser!- Dijo el Rey con alegría.
- - ¡Eres tú!- ¡Mi
pequeña y bonita Leonila!
Padre e hija se abrazaron y tras una larga conversación en
la que Leonila le contó todo lo que la bruja de Lorea planeó contra ella,
también presentó a su padre, a la familia de elefantes que se habían encargado
durante todo ese tiempo de cuidarla y mimarla.
Ramoncete muy agradecido con aquellos grandes y gordotes
animales, les ofreció quedarse a vivir en su territorio para que Leonila
disfrutara de la compañía de su gran amigo Torpito. Ellos sin pensarlo
accedieron, pero cuando Lorea regresó de su habitual caza, la cara del Rey
cambió de una gran sonrisa, a un gran enfado.
- - ¡Lo que has hecho con mi hija no tiene perdón! –
Ella confiaba en ti. – Le gritaba Ramoncete a Lorea con grandes rugidos.
El rey finalmente, tomó la
decisión de mandar a Lorea fuera del territorio al igual que ella había hecho
con la pequeña. La mandó lejos, muy muy lejos del resto de leones y leonas, y de
esa forma, cumpliría con el castigo que se merecía.
Ramoncete feliz por el regreso de
su joven hija, y ella feliz por estar de nuevo con su papá, disfrutaban cada
vez más de los días.
El Rey decidió no buscarse más
leonas como novias y decidió que él solito, sería quien disfrutase del crecimiento
y felicidad de Leonila. Porque para él… eso era aún más importante que toda la carne
fresca del mundo, o que estar tumbado y roncando debajo de un fino pero alto árbol
de aquella Sabana situada al sur de África.
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CAMBIOS Y MOTIVOS ...
Primeramente, comenzaré por argumentar un poco el ciclo al que he decidido destinar mi
adaptación del cuento “La princesa y los
7 bandoleros”:
Al segundo
ciclo ha sido al que yo he destinado mi adaptación, y además estimo que
rondaría edades que parten de los 7 años llegando más o menos a los 9. Por lo tanto, creo que sería un libro
que gustará a los niños que empiezan y desde ahí continúen segundo de primaria.
Yo en un principio, antes de ponerme a imaginar el qué
poner y cómo poner las cosas en mi cuento, quería destinarlo al primer ciclo.
Pero una vez concluido el trabajo y una vez terminada la revisión necesaria, he
pensado y considerado que quizá resultase un poco denso para el primero de los
ciclos.
A
continuación, expondré los motivos o decisiones personales de por qué he
cambiado determinadas cosas:
Como podréis observar aunque los personajes han cambiado, cumplen todos y cada uno de ellos la misma función que en el cuento principal.
La primera de las cosas que he cambiado y que es posible hacer en una adaptación, ha sido el título. El título de
mi cuento es “Una nueva familia para Leonila”.
En “Una
nueva familia para Leonila”, encontraréis en juego, la historia que les sucede
en la Sabana del sur de África, a una pareja de leones considerados los Reyes
del reino Animal, a partir del nacimiento de su primera hija llamada Leonila.
Como podréis
ver, he cambiado totalmente los personajes. Han pasado de ser humanos, a unos animales que existen
perfectamente, en las Selvas y Sabanas de nuestro planeta.
En el cuento
que Irune contó en clase titulado “La princesa y los 7 bandoleros” los
personajes de una manera resumida, eran los siguientes:
- El rey.
- La reina.
- Médico: Encargado de avisar de que la Reina iba a morir por su enfermedad.
- La madrasta: Que se casa con el rey cuando su esposa muere para dar una madre a su hija y una Reina al territorio.
- La hija de los Reyes, llamada Rosalinda.
- Soldado de confianza de la madrasta, que es el que se encarga de llevar a Rosalinda a Sierra Morena para matarla, aunque la salva la vida diciéndola que se marche y no regrese nunca más al Reino.
- Y los 7 bandoleros. Que finalmente, uno de ellos llamado Carlos se enamorado de Rosalinda, y consigue casarse con ella gracias al consentimiento del padre cuando este descubre lo que la madrasta de la niña, había estado planeando contra ella.
En el caso de mi
adaptación, cada uno de los personajes a pesar de convertirse en animales,
cumplen también la misma función:
- Don Leon, llamado Ramoncete: Es el Rey de la Sabana.
- Doña Leona, llamada Leopolda: Reina de la Sabana.
- Leonila. Hija de los Reyes.
- Lorea: Madrasta de Leonila cuando la mamá de esta, muera de madrugada cazando. (Cumple y hace lo mismo que la madrasta de Rosalinda).
- El fiel amigo de Lorea que es un tigre.
- El viejo y desgastado tigre, que informa a Don Ramoncete de la muerte de su leona.
- Y la familia de elefantes en la cual había 6 miembros.
El motivo por el cual he realizado el cambio de los personajes, ha sido porque considero que al ser una adaptación dirigida a niños de una edad que parte de los 7 años, el tema de los animales les puede atraer mucho más que no el que se trate de una historia de una princesa que vivía en una época más antigua que la actual.Además, investigando y mirando de nuevo los cuadros según los intereses de los niños escrito por Francisco Cubells, y el de cuentos según la edad, reconstruido según la teoría de Piaget, puedo sacar las siguientes aportaciones para esta reflexión.
Por un lado, en el cuadro basado en la
teoría de Piaget, de los cuentos según el desarrollo,
puedo encontrarme con una diversa información, que me hace seleccionar lo que
creo que más relación tiene con la adaptación de mi cuento:
ETAPA OPERACIONES
CONCRETAS (7-11 años)
-
Reconoce la
existencia de opiniones distintas a la suya.
-
Separa
pensamiento de percepción y acción.
|
-
Puede leer comprensivamente la ficción y la fantasía.
|
-
Narrativa que
incluya claramente la diferencia de puntos de vista del narrador, y
personajes más complejos.
-
Vocabulario de
lectura fácil.
|
-
Reconoce el
humor en el lenguaje.
-
Tiene un
sentido del humor particular y extraño.
-
Reconoce al
relación entre hechos y sentimientos
|
Y por otro lado,
en el documento de los cuentos según los intereses de
los niños, puedo observar que los temas preferidos que parten de los 6 y
7 años, son los gustos y preferencias por los animales tanto domésticos
como salvajes, además de otros muchos. Hablamos ya, de una etapa IMAGINATIVA.
A pesar de que los personajes se comportan igual en ambos
cuentos, tengo que mencionar los motivos que me han llevado a cambiar otras determinadas
cosas:
Lo primero que quiero mencionar, aunque no sé si es
demasiado importante, es la diferencia de edad que
existe entre Leonila y Rosalinda, dos personajes completamente diferentes pero
que a la vez, cumplen y pasan por las mismas aventuras.
Cuando Leonila regresa en busca de su padre tiene una edad
de unos 5 añitos. Sin embargo Rosalinda, ya está alrededor de unos 16-17 años.
El motivo de haber variado las edades entre un personaje y
otro, ha sido por acercarlo más al ciclo al que quería destinarlo. Creo que mi
cuento gustará a partir de los 7 años, y
el hecho de que Leonila sea bastante más pequeñita que ellos, les puede
provocar mucho más sentimiento al leer todo
por lo que la leona vive, que no si el personaje ya es de una mayor edad como ocurre
en el caso de Rosalinda.
Aclarar, que no porque la protagonista sea más mayor a la
edad a la que pueda ir destinado el cuento, ya por eso no va a gustarles. Pero
pienso que ofrece mucho más sentimiento y sensación, el que el protagonista sea más pequeño o pequeña que los lectores.
Otra de las cosas que he cambiado aunque es poco diferente
al cuento de “La princesa y los 7 bandoleros”, es el número de miembros que
forman los personajes que tanto en un cuento como en otro, ayudan y cuidan a
las protagonistas.
En el cuento de Irune, encontrábamos 7 bandoleros que
ayudaron y fueron salvados gracias a la actuación de Rosalinda. Sin embargo en
mi adaptación, son solo 6 elefantes los que componen la nueva familia de la
protagonista.
He decidido que quienes cuidasen, protegiesen y ayudasen a
la leoncita a seguir adelante, fuese una gran familia formada por padre, madre
y cuatro hermanos en vez de tan solo unos hermanos que no tengan las figuras
paternas.
El motivo que me ha llevado a tomar la decisión de que los
elefantes de la Sabana, fuesen una familia completa, ha sido para que los niños
se sintiesen identificados con sus propios papás, mamás y hermanos. Me ha
parecido muy buena idea que vean cómo algo que está unido y que tiene fuerza,
como puede ser cualquier familia, puede ayudar a sacar la sonrisa a cualquiera
igual que lo han hecho estos grandes
animales con Leonila en mi cuento.
El siguiente cambio que he realizado, puede ser para algunos más
importante que para otros.
La reina de la Sabana llamada Leopolda, muere de distinta manera a la
Reina del cuento de “La princesa y los 7 bandoleros”.
Aquí, es cuando interviene y decido establecer una unión entre la función
que cumple el médico del cuento que Irune contó, y la función que cumple el
viejo tigre que se encarga de comunicar al Rey, que la reina había muerto.
He considerado en mi adaptación, que Leopolda muriese simplemente en un
accidente sin tener que pasar por el mal trago de ver a su hija estando ella moribunda
como ocurre con el otro cuento. Creo que a unos niños de este ciclo, les puede
impactar demasiado el leer o escuchar algo en el que una madre le dice a su
hija que la quiere mucho y que siempre la va a proteger.
En el caso de “Una nueva familia para Leonila” tanto el Rey Ramoncete
como su pequeña, sufren la tristeza, pero a mi modo de ver, creo que lo he
hecho algo más llevadero y no se recalca tanto como cuando Irune nos contó esa
escena en clase.
Otra de las variaciones a las que he sometido el
cuento de Irune, ha sido la forma en la que el
Rey reconoce a su hija.
En “La princesa y los 7 bandoleros” como ya sabéis, el rey del cuento
reconoce a Rosalinda por la medalla de la que colgaban la virgen y el anillo de
boda de su mujer. Pero en mi adaptación, el rey reconoce a Leonila, por la
mancha negra tan peculiar que tenía en su clarita piel y que se situaba detrás del cuello.
Pienso que es una forma divertida, y a la vez bonita de que un padre
reconozca a su cría. Esa mancha a Leonila le hacía tan peculiar, que era su
código de identificación. A los niños les parecerá algo sencillo pero como he
dicho anteriormente, también gracioso.
También me gustaría mencionar los cambios claves
que suceden en los nudos de los cuentos.
En el caso de mi adaptación, destacamos que el motivo por el que la
madrastra de Leonila, la tiene tanta envidia y por ello, pide deshacerse de
ella desterrándola del territorio de su padre, es por lo hábil que la pequeña
leona es en la caza. Lorea la madrastra, quería llevarse todos los halagos
y no soportaba ver como Leonila triunfaba. Pero por otro
lado, en el cuento de Irune, el motivo que tenía la madrastra para deshacerse
de la hija del rey, era también la envidia pero desde el punto de vista de la
belleza.
Al crear un cuento de animales, he pensado que sería buena idea cambiar
la belleza por la habilidad en la caza.
Ya que es algo totalmente necesario en las rutinas de los animales. Eso hace
que la escena de mi cuento parezca más realista.
Y ya para finalizar, y espero que no se me
olvide mencionar ningún otro cambio, tengo que citar la simple pero existente
diferencia, que he realizado con la familia de elefantes y los 7 bandoleros.
En cada uno de los cuentos, son ellos los encargados de que cuidar a las
protagonistas.
En “La princesa y los 7 bandoleros” finalmente consiguen salvarse. El
padre de Rosalinda está tan agradecido con ellos que les pone al cuidado de la
corte. Sin embargo en mi adaptación, los elefantes además de ayudar a Leonila, les
da permiso y ofrecimiento para que se queden a vivir en el territorio del Rey
junto a la joven leona.
Sí
que es verdad, que se trata de un minúsculo
cambio. Pero considero y valoro que al tratarse de animales,
no quedaría tan bien el que los
elefantes sirvieran al Rey. Me queda mucho mejor, y pienso que es un final aún
más feliz y alegre para los niños, el que vean cómo un feroz pero vaguete Rey
como era Ramoncete, no es egoísta y
piensa en su hija, ofreciendo a los
elefantes a que se quedasen a vivir allí con ellos para que Leonila, pudiera
continuar la amistad con la familia.
Además he de mencionar también, que uno de los bandoleros del cuento de Irune llamado Carlos, se casa con Rosalinda y en mi cuento, la pequeña leona, a pesar de llevarse genial con Torpito, no quedan enamorados uno del otro por ser animales completamente diferentes. Me parecía demasiado irreal, y por eso simplemente, quedan como unos muy buenos amigos.
Además he de mencionar también, que uno de los bandoleros del cuento de Irune llamado Carlos, se casa con Rosalinda y en mi cuento, la pequeña leona, a pesar de llevarse genial con Torpito, no quedan enamorados uno del otro por ser animales completamente diferentes. Me parecía demasiado irreal, y por eso simplemente, quedan como unos muy buenos amigos.
Perfecto. No me extraña que le gustara tanto a tu amiguita. Te has currado la historia de la prima del rey león son despeinarte el flequillo y has hecho una extraordinaria adaptación.
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