Desde que soy, y somos pequeños, llevamos oyendo lo
importante que es la lectura. Y ahora que me encuentro en un momento clave de mi vida para aprender a ser maestra,
lo estoy oyendo aún más.
Recuerdo las etapas de la primaria a la
perfección, y a su vez, recuerdo la de veces que nos decían que teníamos que
leer. Cada profesor, utilizaba sus métodos para motivarnos y conseguir que su
clase adorase a los libros.
Pero ahora que me pongo a pensar en cómo motivaré
y conseguiré que mis alumnos los quieran y no los odien, reflexiono también en
la siguiente pregunta: ¿Los alumnos querrán a los libros si hay una buena motivación en el aula? O… ¿Puede
ayudarnos a conseguirlo, si en casa se dan hábitos de lectura?
Partiendo de esa pregunta, me he puesto a
investigar y a curiosear por las cantidades de páginas que nos ofrece Internet,
y consigo llegar a una revista llamada
Babar dedicada a la literatura infantil desde el año 1989, nacida por la
experiencia de animación lectora de un colegio de Madrid. Los diseñadores y
encargados de llevar a delante la revista, son los propios alumnos del centro y Antonio Ventura (Maestro, editor
y escritor español) que ha sido
también durante varios años, editor de Anaya
(sección Infantil y Juvenil).
Esta guía, tiene diferentes secciones que aparecen con
distintos títulos, y ayudarán a los
papás y mamás de la casa, a conseguir que su hijo diga por si solo:” Vamos a
leer”
A continuación, os voy a poner el texto que Antonio Ventura
hace en una de sus secciones titulada:” Los momentos de la lectura”.
En él, se explican cosas que llevamos escuchándolas siempre, y que
parecen muy típicas y sencillas de hacer, pero ¿En realidad son muchas las
familias que lo hacen con sus hijos?
“Los momentos de la lectura”
“Cualquier momento del día es bueno para propiciar ese encuentro entre
un niño, un adulto y un cuento oral o un libro. Sí, cualquier momento puede ser
bueno, pero hay un instante especial todos los días que aparece a la orilla del
sueño, cuando el pequeño se va a la cama y utiliza cualquier pretexto para
prolongar su permanencia junto a los adultos. Ese es el momento privilegiado
para contarle un cuento.
Si ustedes ya han tenido esa experiencia, habrán comprobado que lo de
menos es el cuento, es más, en muchas ocasiones la niña o el niño demandan un
cuento que ya se saben de memoria, ya se trate de un cuento narrado o leído en
un libro, lo importante es permanecer un rato más con el padre o la madre o el
abuelo. Y también habrán observado que si nos equivocamos en una palabra el
pequeño nos corregirá, y nos indicará que no es así, que no es como lo acabamos
de nombrar, sino como lo contamos o leímos tantas veces en otras tantas
ocasiones. Para ellos recorrer junto al adulto que lee o narra el itinerario de
la historia es caminar un sendero conocido, protegidos por la seguridad que da
el conocimiento de la peripecia y la presencia de un adulto protector.
Pero no debe ser ese el único momento, debemos procurar que a lo largo
del día, a lo largo de impreso o un
cuento narrado. Tras la comida un fin de semana, a media tarde cualquier día,
un domingo por la mañana tras el desayuno… Procuremos que la televisión no sea
la banda sonora de nuestra vida. Apaguémosla de vez en cuando para procurar un silencio que reclamará nuestra palabra. Una
palabra para conversar, para escuchar, para
contar.
Los pequeños son especialmente sensibles a la entonación de la voz
humana cuando esta narra un cuento, y no
solo los niños, también los adultos prestamos una atención especial, aunque no nos demos cuenta
cuando alguien dice: «pues sucedió que
la otra tarde…», o «había una vez…».”
Considero que todo lo que nos
cuenta el escritor aquí, es algo imprescindible para poder conseguir que los
niños sean los protagonistas de sus propias aventuras y sueños. Y por lo tanto,
que sus ganas por ver que pasará en las páginas de un libro gracias a la tierna
voz de sus padres o familiares, sean infinitas.
Y es
que, aunque a veces este lema no funcione: Si tu lees, ellos leen.
Siempre nos puede ser de gran ayuda
para que los niños lleguen al aula, y no rechacen a la lectura.